“Para emprender hay que ser valiente y quitarse todos esos pesos que vamos arrastrando”

Laia Comas es CEO de Inèdit Barcelona y ha estado diversos años en el mundo inmobiliario, es emprendedora y también apasionada del mundo de la decoración. Veamos su vida laboral y de qué manera emprender dentro de este sector.
Cuando estudiabas Administración de Empresas, ¿ya pensabas en emprender o estar dentro del sector inmobiliario?
Al iniciar la carrera no tenía nada claro que es lo que quería hacer. El sector inmobiliario siempre me ha llamado la atención, de hecho desde muy jovencita una de mis grandes aficiones era pasarme horas delante del ordenador buscando viviendas en portales inmobiliarios, etc. e inventarme posibles proyectos a realizar en cada una de ellas.
Tenía la facilidad de verles un sentido diferente a lo que vemos normalmente en una vivienda. Todo el mundo ve una vivienda como destino de irse a vivir, para comprar o para alquilar, y yo les veía otros usos, convertirla en un hotel, en un pequeño sitio rural, etc.
Cuando estudiaba entré en Banc Sabadell, estaba trabajando en servicios centrales, y estuve casi tres años allí, y me di cuenta que al menos eso no era lo que quería hacer. La banca era muy poco creativa, tenía otras inquietudes y me fui un año de Erasmus y mi idea era que al regresar quería montar una empresa de organización de eventos.
Pero tras mi experiencia de Erasmus en Portugal, y todo lo que nos costó buscar alojamiento, vi claro que lo que necesitaba Barcelona era una empresa que pudiera dar una solución más actualizada y que completaran viviendas necesidades que tienen principalmente los extranjeros o incluso los nacionales no residentes en la ciudad para alojarse aquí.
Inèdit fue tu primer proyecto, lo emprendiste con 22 años. Explícanos cómo surgió la idea, y cómo emprender tan joven.
Este proyecto surge porque cuando fui a Lisboa de Erasmus nos costaba muchísimo encontrar un alojamiento. Queríamos un piso compartido con otras personas de nuestro mismo perfil, estudiantes o jóvenes trabajadores, y vivir o con gente portuguesa o internacional.
Luego encontramos una empresa que supuestamente alquila pisos para estudiantes a partir de habitaciones, en alojamientos totalmente equipados. Contactamos con ellos, no nos piden ningún pago y nos enseñaron un piso chulísimo, con unos baños espectaculares, con hidromasaje… pero sin ni un mueble. Nos dijeron que en dos días nos traían los muebles y tendríamos gas. Claro, los dos primeros días dormimos en un colchón hinchable, sin gas, etc.
Cuando volví a Barcelona entendí que aterrizar en un sitio, tener que dormir en el suelo, etc. es complicado y que hay quien viene desde la otra punta del mundo y cuando aterriza en Barcelona lo que quiere encontrarse es una vivienda totalmente equipada, cómoda…
Entonces, mi objetivo era poder ofrecerle a todas aquellas personas que iban a vivir la experiencia que yo acababa de vivir, un alojamiento totalmente equipado y de ahí surge Inèdit y con 22 añitos empiezo y ahora tengo 31 y aquí continuamos, evidentemente mucho más profesionalizado, más completo, pero han sido unos largos años, un largo camino de aprendizaje y de adaptación a las necesidades del cliente.
¿Cómo ha evolucionado el concepto de «coliving» y cómo se ha vivido durante la pandemia?
Cuando empezamos el concepto «coliving» aquí no sonaba para nada, imagínate a una chica joven, de 22 años, hablando con administradores de fincas, con inversores, etc. del sector inmobiliario, un sector que realmente en España ahora aún está muy masculinizado pero hace diez años atrás estaba súper masculinizado, y era un sector bastante prehistórico y de grandes tótems. Había quien te decía «dónde vas, niña?» y quien te decía lo contrario, que tenía la mente más abierta y decía «ostras, una persona joven, una chica joven, con ganas de emprender en este sector. Vamos a apoyar».
Inèdit es un alojamiento totalmente equipado, con unos servicios muy básicos, es decir, agua, luz y gas incluido en el precio, Internet incluido en el precio, y una persona, que soy yo, que dinamiza un poco la comunidad, que en ese momento, en septiembre de 2011, fueron siete personas, en noviembre ya son 16 y así vamos aumentando. Inicialmente es algo muy sencillo, simplemente se basa más en la experiencia que en todos los servicios que puedas incluir dentro del alojamiento.
Con el paso de los años voy conociendo a personas de todo el mundo y detectando cuáles son las necesidades de cada uno de ellos. La empresa es un servicio cada vez más profesional y más completo, para brindar esa experiencia inicial que ofrecíamos a través de la dinamización y el apoyo que les podía dar a todos los clientes, pues ahora lo ofrecemos de forma mucho más profesional y más escalable, porque el volumen que tenemos ahora de alrededor de unas 500 personas que pasan por Inèdit en un año, no es lo mismo que al inicio, que pasaban 20 personas.
¿Cómo se va desarrollando?
En función de lo que vamos viviendo y de lo que vamos detectando, por lo tanto es verdad que tiene un crecimiento medio, no tiene un crecimiento extremadamente rápido. Somos una empresa autofinanciada, no dependemos de fondos externos ni de financiación externa, y vamos creciendo a medida que vamos aprendiendo.
La pandemia ha sido un momento de aprendizaje nuevo, porque en nueve años no hemos tenido ninguna pandemia y no nos hemos tenido que adaptar a ninguna situación como ahora. Hemos detectado muchas cosas y nos imaginamos que nuestros servicios fallarían por un lado o bien que serían muy positivos por otro, y luego, a medida que van pasan los días de pandemia, nos vamos sorprendiendo. Pensamos que la gente no quería mezclarse con otra.
Pues aquí tenemos la primera sorpresa, tenemos muchos inquilinos que una vez pasan los últimos días del mes de marzo del confinamiento, unos prefieren regresar a sus casas, pero nos quedamos con una base importante de inquilinos, de «colivers», que no regresan a sus casas, que se quedan en Barcelona porque sus proyectos siguen o porque simplemente prefieren quedarse aquí porque en su país la situación está más complicada.
Una gran mayoría nos dicen me quiero cambiar de vivienda y quiero ir a una vivienda donde haya más personas, porque el confinamiento lo estamos pasando muy solos, y lo que quiero es tener una familia más grande para poder relacionarme, para poder sentarme en el salón y tener con quien hablar, etc.
Al final los «colivers» que conviven con ellos son su familia, y cuanto más extensa sea esa familia, mejor pasan ese confinamiento.
¿Es el coliving una tendencia al alza en momentos actuales?
Tiene una proyección de futuro muy importante porque somos una comunidad, somos una sociedad totalmente conectada, es decir, puedes hablar con cualquier persona del mundo en un instante, estamos súper conectados, pero estamos muy solos, porque nos juntamos en pareja, por ejemplo, o en familia, cada vez más tarde y tenemos pocos puntos de encuentro comunitarios donde compartir esa experiencia de vida.
Vivir en «coliving» significa esa familia que te acompaña en cualquier país que estés y que te ayuda a que si un día te encuentras mal, las relaciones personales se están perdiendo mucho y tenemos que darles más valor.
¿Qué consejos les das a los inmobiliarios que quieren emprender como hiciste tú?
Le diría «no tengas miedo». Hay que lanzarse, hay que probar y hay que quitarse esa espina de que nunca podamos pensar qué hubiese pasado. Al final todos somos capaces, y evidentemente con las herramientas necesarias que puedes encontrar información en Internet, a través de otros compañeros, hacer networking, etc.
Hay que ser valiente, hay que quitarse todos esos pesos que vamos arrastrando y lanzarse. Sé que no es lo mismo lanzarse con 21 años, que no tienes ninguna carga, que a los 30 ó 40 años, que ya tienes una familia, etc. Al final hay que ser muy consciente de nuestra situación, y rodearnos de aquellas personas que nos puedan complementar, que sepan más que nosotros, porque esas sinergias nos hacen tener un buen equipo y nos hacen tirar para adelante.
Sobre todo tener muchas ganas, positividad, porque evidentemente cuando emprendes no es un camino de rosas, entonces debemos rodearnos de aquellas personas que nos puedan ayudar y tener esa mentalidad de que podemos con todo y que cuando hay un problema hay que solventarlo, y siempre tendremos aquella herramienta para solucionarlo, por difícil que pueda ser.
¡inmoacademy ya en tu email!
Recibe las últimas noticias y contenidos en tu email
Usaremos los datos que nos facilitas exclusivamente para enviarte la información solicitada. Podrás ejercer tus derechos de protección de datos según nuestra Política de Privacidad.
Comentarios